Los medios y su farsa: "Mentir, mentir, que algo quedará"


Las recientes movilizaciones regionales contra el alza del gas, mostró no solo la unión de la que somos capaces los magallánicos, sino también el descarado afán por mentir que día a día muestran los medios de comunicación



En ese extraño, remoto y desde nuestro punto de vista casi tropical país llamado Chile -si, como el ají-, tanto la prensa escrita como los canales de televisión y los portales on-line parecen carecer casi por completo de cualquier ética periodística, objetividad o de la más rudimentaria y obvia honestidad. 

Paul Joseph Goebbels, ministro de propaganda del régimen Nazi en Alemania, se ganó la posteridad no solo por sus fechorías, sino además por acuñar la frase "Mentir, mentir, que algo quedará" -misma que algunos atribuyen previamente al mismísimo Napoleón Bonaparte-. Evidentemente, la frase de Goebbels ha trascendido su contexto primigenio para convertirse en la clave del modus operandi no solo para los gobiernos de todo el mundo, sino también para los gigantes de la información en todas partes, y más especialmente en países democráticamente blandos, dubitativos y consumidos por la lógica neoliberal, como en el caso del pobrecito Chile.



Los magallánicos hemos podido constatar desde un privilegiado palco, y a propósito de la recientes y masivas movilizaciones ciudadanas, la pereza, letanía y pobreza con que los medios nacionales han cubierto los hechos noticiosos de la última semana.  Errores, omisiones, tergiversaciones y sistemáticas acomodaciones de los sucesos informativos han intentado no solo denostar el movimiento regional ciudadano, sino también bosquejar una panorámica falaz del conflicto, recurriendo a una sutil campaña del terror acusadora de una supuesta  violencia desatada y anarquía lumpen, ambas realidades



solo parciales, pérdidas casi dentro de un conflicto lleno de aristas y complejidades, pero de connotación esencialmente pacífica, casi ejemplar desde una perspectiva cívica, especialmente cuando efectuamos comparativas con lo que sucede en Santiago en la eventualidad de algo tan trivial como un partido de fútbol. 



El mismo Presidente de la República se ha caracterizado, incluso desde antes de ostentar el cargo, por profundizar esa política informativa de la farsa  y la omisión. El día jueves 13 del presente, no dudó en llamar a la población magallánica a “desistir en la violencia”. Paradójica petición, pues hasta la fecha los actos de violencia son menores y ni remotamente constituyen el meollo del asunto en boga. Declaraciones de tal cariz son parte del circo mediático montado por el Gobierno y los medios de comunicación para  ir manipulando sutilmente a la opinión pública nacional, desinformando más que informando, e incentivando cierta hostilidad foránea hacia las justas demandas magallánicas.



Afortunadamente, la internet 2.0 más los medios locales (radioemisoras especialmente) han demostrado una vez más que la verdadera información está en el trabajo muchas veces modesto y desinteresado de ciudadanos comunes y corrientes, que mucho más saben de ética que aquellos periodistas de alta ilustración que escriben según los pedidos del poder, ostentando los bolsillos repletos de platas mal nacidas. 

 

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